Flag: cuando la bandera se convierte en arte y no en una pulserita
De las diferentes obras que recorren el universo artístico que surgió con el descomposición del arte formal abstracto puro de Pollock y Greembreg, sin poder ser atribuido, mas que de cerca, a uno de los movimientos, el pop art, Jaspers con su serie Flag dio un vuelco a la estética norteamericana. Aunque Jasper Johns no es un artista del Pop Art en sentido estricto, si participó sobre los nuevos aspectos de los símbolos, la repetición y el consumo con su obra Flag (1954-1955). La ambivalencia personal en la interpretación que el propio Johns hizo con su resignificación de la bandera llamó la atención provocando una reacción en la cómoda sociedad americana.
Johns decidió crear algo nuevo a partir de algo común, no solo reproducirlo en series repetitivas sino crear una forma distinta sobre algo que formaba parte de lo más hondo y sentido de la sociedad americana. Cogió la bandera y la recompuso, la transformó, la materializó, cambió el trozo de tela simbólico y lo convirtió en una creación estética que utilizaba la encáustica como método constructivo, haciendo que los pigmentos se mezclaran con cera caliente y aplicando esta mezcla sobre un lienzo hecho de listones de madera cubiertos con tiras de periódico, creando una textura densa y llena de detalles que al ser vista de cerca muestra los fragmentos de texto que de lejos parecían ocultos.
Así, es como Johns crea una nueva superficie que hace que el espectador se fije tanto en la materialidad de la obra como en el significado simbólico que esta tiene, ya que siendo una obra artística tampoco deja de ser la bandera americana, tan importante para todos.
Flag se interpreta de muchas formas. Algunos críticos la quisieron ver como una afirmación del patriotismo, mientras que la mayoría consideró que ofrecía una crítica del ultranacionalismo estadounidense de la Guerra Fría. La aparente ambigüedad de Flag radica en su capacidad para ser a la vez un símbolo de orgullo y un posible cuestionamiento del poder que la bandera representa, una especie de resignificación crítica del principal símbolo americano.
En lugar de tratarse de la representación gráfica cuyo valor reside en el contenido patriótico que expresa, Johns transforma la bandera en un objeto cargado con nuevos significados: por ejemplo, al estar hecho con recortes de periódico parece querer decir que hay una conexión con la actualidad, con el día a día real, y al vincular la prensa o la información con el símbolo nacional por excelencia puede querer destacar la relación entre los medios de comunicación, la política y la identidad nacional. Otros, más avezados, en aquellos años que ya empezaban a ser convulsos – Guerra de Corea, Caza de Brujas -ya valoraban esto como una forma en la que los símbolos nacionales pueden ser utilizados para manipular a la opinión pública y justificar las persecuciones y las guerras.
Además, esta elección de los materiales con los que está hecha la obra y la técnica empleada podría interpretarse también como una crítica a la cultura de masas y a la reproducción mecánica de imágenes, un tema clave en el Pop Art. Johns, que a partir de la primera creación de Flag inició hasta la actualidad un conjunto de series con el mismo y único tema, utiliza la reproducción del símbolo más importante de Estados Unidos para exponer su significado en un mundo saturado de imágenes. Esto puede vincularse claramente con las críticas de Benjamín sobre la industria cultural, donde la repetición constante despoja a los objetos de su aura y significado original, convirtiéndolos en meros productos de consumo. Quizá fuera esa la idea inicial de Johns.
Flag ha sido interpretada de muchas formas. Algunos críticos la quisieron ver como una afirmación del patriotismo, mientras que la mayoría consideró que ofrecía una crítica del ultranacionalismo estadounidense de la Guerra Fría
Aquí cabría preguntarse, efectivamente, si como plantea Walter Benjamín en La Era de la reproductividad técnica, cada obra dispone de un aura propia, de un “aquí y ahora” ante el espectador, podríamos pensar que desde Flag, algo tan reproducido, tan estereotipado en pegatinas, carteles, camisetas, colegios, universidades y en los propios hogares, etc. como la bandera americana que se usa hasta para envolver la compra completamente despojada de su personalidad y significado simbólico más allá de un patriotismo vulgarizado, adquiere en la obra de Johns que se puede observar materializa en una pieza única de arte un aura especial, singular, única, su hecho histórico, su aquí ahora ante el objeto cargado de simbolismo pero al mismo tiempo hecho único por la ejecución técnica, los materiales empleados y su presentación.
¿Llevó Johns el aura al objeto más reproducido cargándolo de un significado único ante el espectador concreto en el momento en el que vive la experiencia, cuando se acerca y descubre los matices, al artificio de su creación, la densidad, las letras, el papel de periódico, el texto, en una experiencia propia y única, en un viaje opuesto a la de la reproducción y copias de las obras de arte?
En fin, lo que sí es cierto es que la resignificación de un símbolo tan poderoso como la bandera de Estados Unidos contribuyó a anticipar movimientos artísticos posteriores que relacionaron arte y política de manera más explícita, como lo hiciera el arte conceptual y la performance de los años 60 y 70, pudiendo ser Flag una obra que hace de puente hacia prácticas artísticas más críticas y politizadas, como las de Martha Rosler.
los materiales con los que está hecha la obra y la técnica empleada podría interpretarse también como una crítica a la cultura de masas
Y lo cierto también es que ha habido otras apuestas por utilizar la bandera, de la misma forma expresa y contundente como motivo creativo resignificándola. Se trata de Flag for the Moon: Die Nigger» (1969), de Faith Ringgold, que en esta ocasión distorsiona la bandera añadiendo la frase «Die Nigger» aparentemente oculta en las franjas rojas a modo de crítica al racismo y a los derechos de los afroamericanos. A través de la bandera, Ringgold subraya la hipocresía del sueño americano, confrontando las injusticias raciales de la época. Es un severo contrapunto político de Flag de Jasper Johns.
La obra de Johns, al utilizar un símbolo tan cargado de significado – y al mismo tiempo tan despojado de él – como la bandera estadounidense, abrió un espacio para que los artistas que llegaron después trabajasen en la relación entre identidad, política y representación. La ambigüedad de Flag —¿es una crítica, una celebración, o solo una representación? — aún llama la atención. Por su parte, el Arte Conceptual ha influido mucho en la manera en que los artistas contemporáneos tratan el arte para utilizarlo en la crítica social. García Felguera afirma que los artistas conceptuales han transformado la percepción del arte, llevándolo más allá de la mera representación para convertirse en una herramienta activa de resistencia política.
Johns, con Flag, aunque ambivalente, sigue provocando una reflexión crítica sobre la cultura de masas.