Los chinos van a multiplicar su consumo de bienes en muy pocos años

2 Jun 2023 por Francisco Villanueva

El consumo en China ha experimentado un crecimiento significativo en las últimas décadas, impulsado por el aumento de la clase media y la urbanización del país. Según datos del Banco Mundial, el consumo privado en China representó el 39,1% del PIB en 2020, frente al 35,6% en 2010.

El sector de consumo más importante en China es el de la alimentación y bebidas, seguido por el de la electrónica y electrodomésticos, la moda y el turismo. Además, el comercio electrónico ha experimentado un gran auge en el país, con plataformas como Alibaba y JD.com liderando el mercado.

Sin embargo, el consumo en China también enfrenta desafíos, como la desigualdad de ingresos, la falta de confianza en la calidad de los productos y la preocupación por la seguridad alimentaria. Además, la pandemia de COVID-19 ha afectado al consumo en el país, aunque se espera que se recupere gradualmente en los próximos años.

El consumo en China se multiplicaría por tres en 2035. Tim Cook, el titular de Apple, la mayor empresa de alta tecnología del mundo, señaló en Beijing que la relación entre la compañía fundada por Steve Jobs y la República Popular tiene un “carácter simbiótico”, y que prevé multiplicar sus inversiones y su producción en China.

Apple fabrica más del 70% de los iPhone (“Internet móvil inteligente”) que vende al mundo en la República Popular; y su principal proveedor en China es Foxcomm, que ocupa más de un millón de trabajadores, centrada en la ciudad de Zhengzhou, en el este del país.

Tim Cook fue recibido con aplausos y vítores por una multitud de usuarios en la principal “Apple Store” de la República Popular, ubicada en el corazón de Beijing.

Apple encabeza un grupo de grandes empresas norteamericanas que producen e invierten en China, y aspiran a multiplicar sus inversiones de alta tecnología allí, entre ellas Bridgewater, una de las grandes inversoras de Wall Street, Pfizer, la gran compañía farmacéutica de EE.UU. y del mundo, y Procter & Gamble, gigante del consumo en la economía estadounidense, entre otros.

China es hoy el eje del consumo mundial, y la razón de este hecho crucial es que el ingreso per cápita de su población de 1.440 millones de habitantes alcanzó a 12.741 dólares en 2022, lo que significa que se ha incorporado a la categoría de “países de ingresos medianos”, de acuerdo al Banco Mundial; y es arrastrada en esta condición por una clase media de 500 millones de personas con ingresos comparables a los norteamericanos (45.000/55.000 dólares anuales).

La capacidad de compra de esta población se ve intensificada al cruzarse con una tasa de inflación de 3,3% anual, que es el nivel promedio de la última década; a lo que hay que sumarle que el ingreso per cápita se eleva 8,1% anual, con gastos disponibles, después de satisfacer las “necesidades básicas” de vivienda, alimentación, y salud, que se expanden 15% por año.

La peculiaridad de la economía china es que caracteriza a su gigantesco mercado interno plenamente unificado el hecho de que es el más integrado del mundo: la proporción comercio internacional/PIB es 75% del total.

Por eso es que atrae sistemáticamente una de las dos principales tasas de inversión de las compañías transnacionales, el año pasado ascendió a 185.000 millones. Debido al aumento sistemático de los costes laborales, por la mejora prácticamente contante de los salarios en términos reales, la economía china depende ahora de la tasa de innovación, que a su vez es el resultado del incremento que experimenta en la productividad total de los factores (PTF), sinónimo de continua mejora en la calidad de la producción.

Alto nivel de consumo equivale a elevado y constante auge de la innovación. Este es el núcleo del crecimiento chino en 2022/2023. El consumo representa 55% del PIB en la República Popular (en EE.UU. es 82%, y en Japón 75%); y todo indica que la proporción del consumo sobre el producto pasa en China del 55% a 75% en los próximos 10 años; y esto implica un cambio profundo, irreversible, en el consumo mundial, porque esto ocurre en un país de 1.440 millones de habitantes que se encuentra ya en un nivel de “altos ingresos”.

Es la primera vez que esto sucede en la historia del capitalismo: equivale al descubrimiento del “oro en California”, multiplicado por 10 o 15. Por eso la producción mundial tiende a orientarse cada vez más hacia el mercado interno de la República Popular, transformada en un gigantesco imán que atrae los bienes más sofisticados del sistema mundial.

El Banco del Pueblo de Beijing anunció el año pasado que los consumidores chinos disponen de ahorros por 2,6 billones, resultado de 3 años de abstención provocada por la pandemia; y el dato estratégico central es que ahora han comenzado a volcarlo hacia el mercado doméstico, lo que implica que a partir de mayo hay que dar como un hecho el retorno pleno del consumo eufórico que caracterizó a la República Popular hasta 2019, cuando alcanzó a 7 billones, la tercera parte del PIB.

El fenómeno del consumo chino se extiende a toda la región. El consumo de Asia era 23% del total mundial en 2000, se fue a 28% en 2017, y alcanzaría a 52% en 2040.

El Centro de Investigaciones Económicas de Japón estima que la economía china (República Popular + Hong Kong) alcanzará los 41,8 billones de dólares en 2035, aproximadamente lo mismo que las economías combinadas de EE.UU. y Japón, que llegarían entonces a 42,3 billones, con el agregado de que la República Popular tendría en 10/12 años un PIB per cápita de 30.000 anuales, triplicando los niveles actuales.

Hay que subrayar que en esta categoría a la que se ha incorporado China lo esencial ya no es la tasa de expansión, sino el nivel que adquiera la distribución del ingreso, sustentado en un consumo intensivo de todos los sectores sociales.

Para comprender a China lo más practico es asumir su lógica, que es la de colocar el tiempo a su favor, siguiendo las tendencias fundamentales del capitalismo como sistema global. Esto es lo más razonable para ubicar lo que sucede en la China comunista en el momento actual.

 

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