Este empeño de Franco en morir cada año, y siempre el mismo día. Es un ruido discontinuo: cuarenta años con él, cuarenta sin él. Pero siempre con él. Salen los falangistas – objetos extraños en un mundo diferente- y pasean por la calle Alberto Aguilera una enorme bandera rojinegra con el yugo y las flechas. […]