El proteccionismo de la Unión Europea impide la llegada de cereales de Ucrania
La política proteccionista del viejo continente prevalece sobre el rechazo a la guerra y choca con la intención de Europa de imponer condicionamientos ambientales a muchos países. Un año y medio después del comienzo de la guerra de Ucrania, cuando las fuerzas de Kiev se aprestan a lanzar una poderosa contraofensiva contra el ejército ruso en el Sur y Este ucraniano, la Comisión Europea ha decidido imponer límites estrictos a las importaciones de granos ucranianos, ante el reclamo terminante de cinco países de la UE, encabezados por Polonia y Hungría, que ya en forma unilateral han prohibido el ingreso de trigo de Ucrania en sus respectivos mercados.
Resulta altamente significativo lo que sucede en Polonia en el transcurso de esta crisis, que es uno de los grandes productores agroalimentarios del continente, y al mismo tiempo el mayor impulsor del ingreso de Ucrania a la Unión Europea y la OTAN.
Esto significa que Polonia, exigida por sus productores agrícolas, se ha convertido en el mayor contendiente del ingreso de los granos ucranianos en su territorio. Es evidente que las “consideraciones estratégicas” respeto a Ucrania están subordinadas en Europa a las realidades del Mercado de granos; y tanto Polonia como el resto de los países vecinos todos ellos productores agroalimentarios, colocan sus interés nacionales muy por encima de la discusión sobre la Guerra de Ucrania, y la Invasión rusa del 22 de febrero de 2022.
Para los productores agrícolas polacos no se trata solo de la competencia del trigo ucraniano sino también del maíz, los aceites vegetales, y la semilla de girasol. Lo notable es que la Comisión Europea, el organismo ejecutivo de la UE, ha convalidado las medidas unilaterales, y por lo tanto ilegales, de estricto carácter proteccionista de Polonia y los otros países europeos; incluso ha creado un fondo de emergencia de 100 millones de euros para «compensar” a los productores perjudicados por la competencia ucraniana.
Conviene precisar que en el caso hipotético de que Ucrania se incorpore finalmente a la Unión Europea, lo que puede llevar 10 años o más y sería ya rápido, podría colocar la totalidad de su producción dentro del mercado común, además de recibir todos los subsidios de la «Política agrícola común”, que constituye el núcleo del proteccionismo agrícola del continente hacia terceros países.
En un sentido estricto, el mercado europeo es el último reducto del proteccionismo agrícola en el siglo XXI; y la ironía de la situación es que ahora Ucrania, en medio de la invasión rusa está experimentando los golpes que representan el tradicional proteccionismo del continente.
Por su parte Ucrania ha decidido prolongar el acuerdo que tiene con Rusia, mediado por Turquía y Naciones Unidas, para exportar granos ucranianos al Norte de África y el Continente Africano a través del Mar Negro, que son las regiones mas golpeadas por la crisis alimentaria desatada en el mundo por el conflicto ucraniano. Este acuerdo es posible porque Rusia ha consentido el levantar parcialmente el bloqueo que mantiene sobre los puertos ucranianos.
Desde entonces, Ucrania ha exportado más de 11 millones de toneladas de granos a 38 países del mundo, y su producción ha servido para atenuar la crisis alimentaria en África y Medio Oriente.
Todo esto ocurre mientras la Guerra de Ucrania se ha intensificado en todo el territorio del país invadido, especialmente en las zonas del Sur y Este. Esto ha convertido la Guerra en un conflicto de largo plazo, sin posibilidad a la vista de un acuerdo de paz de carácter político.
En esta trágica situación, solo el acuerdo de exportación de granos ucraniano por el Mar Negro abre un camino de esperanza, mientras que el resto está oscureciendo con más guerra, más muerte, y más daño.