El ‘Gran Profeta’ de Gargallo recupera su trono verde en el Reina Sofía
La icónica escultura Grand Prophète (1933) de Pablo Gargallo —una poderosa figura de bronce de más de dos metros— ha sido reinstalada en el jardín del edificio Sabatini del Museo Reina Sofía desde el pasado 25 de junio. La obra, que formó parte de la exposición exterior hasta 2021, vuelve a ocupar un espacio privilegiado, justo cuando se ha retirado temporalmente la emblemática escultura Pájaro lunar de Joan Miró, destinada a la exposición de verano en Palma.
Innovación técnica y legado moderno
Gargallo, nacido en Maella y figura central del desarrollo escultórico en el París de entreguerras, alcanzó con el Gran Profeta la cúspide de su exploración formal: conciencia del vacío, geometría cubista y expresividad dramática. Modelada en escayola en 1933 y fundida póstumamente en bronce en 1936 por dificultades económicas, esta pieza fue presentada en París y Barcelona en 1934, y recalca el dominio que tuvo el artista sobre el metal.
Un entorno que potencia la obra
La reubicación en el Jardín Sabatini permite contemplar la escultura en diálogo con la naturaleza y la arquitectura, realzando su característico contraste entre vacío y solidez, volumen y aire. Ese entorno también refleja el propósito expositivo del museo: acercar la modernidad escultórica al gran público en un marco accesible y sugestivo.
Contexto museístico durante el verano
Este retorno coincide con la participación del Reina Sofía en la muestra Paysage Miró. De les trobades i de l’atzar en Miró en Palma, para la que ha cedido varias piezas —entre ellas el Pájaro lunar (1966)— dejando libre un vacío que el Gran Profeta vuelve a ocupar, reafirmando su estatus como una de las cimas de la escultura moderna española.
Este hito no solo recobra una obra maestra de Gargallo, sino que también refuerza el compromiso del Reina Sofía con la difusión del legado escultórico del s. XX, entre naturaleza, memoria y modernidad.