Sanidad endurece la normativa contra el tabaco y el vapeo: se prohíben los cigarrillos electrónicos de un solo uso
El Ministerio de Sanidad ultima una reforma integral de la legislación antitabaco que ampliará las restricciones actuales e incorporará por primera vez una regulación específica para los cigarrillos electrónicos. La futura norma, que según la ministra Mónica García comenzará su tramitación en las próximas semanas, persigue frenar el auge del vapeo entre los jóvenes y reforzar la protección de los espacios públicos frente al humo y los aerosoles.
Zonas libres de humo y restricciones más severas
Entre las principales novedades del borrador se encuentra la prohibición de fumar y vapear en determinadas zonas exteriores, como marquesinas de autobús, accesos a centros educativos, hospitalarios o instalaciones deportivas, incluso aunque estén al aire libre. Además, se establecerán perímetros de seguridad alrededor de estos espacios para garantizar el derecho de la ciudadanía a respirar un aire limpio. Según fuentes del Ministerio, la intención es “desnormalizar el acto de fumar” y equiparar todos los dispositivos, con o sin nicotina, a los cigarrillos tradicionales.
Adiós a los vapeadores desechables
Uno de los puntos más destacados es la prohibición de los cigarrillos electrónicos de un solo uso, considerados especialmente nocivos por su impacto en la salud y en el medioambiente. Sanidad también limitará la venta de productos como las shishas, bolsitas de nicotina y otros dispositivos relacionados con el acto de fumar: sólo podrán adquirirse en estancos o tiendas especializadas, siempre que no incorporen reclamos dirigidos al público infantil o adolescente.
Sanciones económicas y control del mercado
La futura ley prevé un régimen sancionador más estricto, con multas que podrán alcanzar los 600.000 euros en los casos más graves, como el patrocinio o publicidad ilegal de productos relacionados con el tabaco. El endurecimiento normativo, inspirado en las recomendaciones de la OMS y en medidas similares adoptadas en países como Francia o Australia, busca no solo reducir el consumo, sino también proteger a las generaciones más jóvenes de la exposición a la nicotina en todas sus formas.