La acuicultura revoluciona el comercio del pescado y el marisco
Lo primero es aclarar lo que entendemos al hablar de acuicultura; nos referimos principalmente al cultivo de plantas acuáticas, crustáceos y moluscos (en general todo tipo de flora y fauna acuática); mientras que la piscicultura hace referencia solo al cultivo de peces. Podríamos decir que la piscicultura es una rama de la acuicultura.
Desde la pasada Navidad en España se está produciendo un fenómeno extraordinario en la alimentación; más de dos tercios de la gamba, el langostino y la langosta procede según su etiquetado de Colombia, Venezuela y Ecuador. Este proceso es brutal en el mundo porque lo mismo ocurre en otras partes de la Unión Europea con el marisco de China es ya dominante en varios mercados.
La acuicultura es el futuro de la pesca mundial este año por primera vez en la historia la producción industrial de peces ha superado la captura en los mares. El efecto de la tecnología en la acuicultura es verdaderamente extraordinario
El auge de la producción ictícola o de peces en el mundo es el factor que permite que la población mundial aumente sistemáticamente el consumo de pescados, señala el Informe de la FAO (Organización para la alimentación y la agricultura de Naciones Unidas), titulada “El estado de las reservas pesqueras y de la acuicultura del mundo» publicada en 2024.
El resultado ha sido que el consumo per cápita de productos ictícolas se ha duplicado desde la década de los sesenta y ha pasado de 9 kgs anuales per cápita a 20.7kgs en 2022. Por eso es que hay más de 3.000 millones de personas que tienen hoy en los alimentos pesqueros la principal fuente proteínica de su alimentación, según establece la FAO.
Este año se ha producido un cambio de tendencia de enorme trascendencia en el sistema ictícola mundial; y por primera vez en la historia de la alimentación la producción industrial de peces en piscinas o represas ha superado la captura en los mares, con 94.4 millones de toneladas frente a 91 millones respectivamente.
El boom de la acuicultura se concentra sobre todo en Asia con más del 90% de la producción industrial radicada en ese Continente. De ahí que la producción industrial sea el sistema de alimentación de más rápido crecimiento en el mundo de hoy.
Todos los vectores de la economía mundial apuntan a que Asia, encabezada por China, se ha convertido en el eje de la economía global del siglo XXI; y esta tendencia también se pone de relieve en lo que hace a la producción industrial de productos ictícolas.
El corolario de esta situación es que ha terminado la caza estructural que provoca la sobreexplotación de los mares con la consiguiente extinción de las reservas ictícolas del mundo entero, con la excepción del Atlántico Sur que ha devenido el último reservorio ictícola significativo que resta en el planeta.
FAO prevé que en 2032 la producción de la acuicultura mundial subirá a 111 millones de toneladas, mientras que la captura en los mares se reducirá a 94 millones de toneladas, con una tendencia ascendente en la primera y claramente en retroceso en la segunda.
De esta manera la producción ictícola industrial se convierte en la principal forma de garantizar la seguridad alimentaria de la población mundial, por encima incluso de la oferta agroalimentaria de granos y carnes.
Esto responde a la lógica del capitalismo que enfrenta los problemas de la demanda, como por ejemplo la sobreexplotación de los mares, a través de un crecimiento extraordinario de la oferta productiva, en este caso la acuicultura.
El caso de África es un ejemplo nítido de esta ley del desarrollo económico; el continente africano duplica su población en 30 años (pasa de 1.000 millones de habitantes a 2.300 millones); y en este momento consume 9 kgs de pescado anuales por cabeza; y para mantener este nivel de consumo hasta 2050, necesita aumentar la producción industrial ictícola en más de 75% para entonces, de acuerdo a la FAO. De lo contrario, la crisis alimentaria que lo acecha adquirirá allí un carácter explosivo, sumergiendo en letales hambrunas a la región más poblada del planeta.
El efecto de la tecnología en la acuicultura es verdaderamente extraordinario, y se manifiesta ante todo en el aspecto crucial de la alimentación animal.
Hace 40 años se necesitaba 3 a 4 kgs de harina de pescado en forma de melaza para producir 1 kg de salmón industrial, y ahora se requiere 1 kg de harina de pescado para producir 1.2 kg de salmón elaborado industrialmente; y todo indica -señala FAO- que esta proporción deberá disminuir nítidamente en los próximos 20/30 años.
Lo mismo ocurre con las medidas sanitarias que constituyen el gran desafío de la producción ictícola industrial, que experimenta sistemáticamente la eliminación y prevención de diversas enfermedades y plagas; y lo que es igualmente importante es que esto se realiza a través del uso intensivo de insumos exclusivamente biológicos.
La tendencia mundial en la producción ictícola industrial es irreversible, y constituye el núcleo del futuro de la alimentación en el mundo. España ya depende del marisco de los tres países hermanos, Venezuela, Colombia y Ecuador.