La UE acepta a regañadientes el pacto arancelario con EE. UU. para evitar una guerra comercial
La Unión Europea ha dado luz verde a un nuevo acuerdo comercial con Estados Unidos que fija aranceles del 15 % sobre productos estratégicos europeos como automóviles, componentes electrónicos y fármacos. Aunque supone un alivio frente a la amenaza de gravámenes aún más altos, el bloque comunitario asume el pacto con una mezcla de resignación y descontento, al considerar que debilita su posición negociadora y agrava la desigualdad comercial.
Reacciones divididas entre gobiernos y empresas
Mientras Bruselas destaca que el acuerdo evita una escalada arancelaria de consecuencias imprevisibles, varias capitales europeas han expresado su malestar. Desde Francia lo califican de concesión inaceptable, y en Alemania temen por la pérdida de competitividad del sector del automóvil. Aunque las bolsas han respondido con optimismo, patronales e industriales alertan de que el pacto introduce más costes que certezas a largo plazo.
Críticas al desequilibrio y advertencias económicas
Expertos en relaciones internacionales señalan que el pacto fortalece la posición comercial de EE. UU. y limita la capacidad de la UE para impulsar su autonomía estratégica. Además, advierten de que podría suponer una pérdida de entre 0,3 y 0,5 puntos en el crecimiento económico europeo durante los próximos años, especialmente si no se acompaña de medidas compensatorias o una diversificación real de mercados.
Preocupación por sectores clave sin cobertura
El acuerdo tampoco incluye alivios para industrias como el acero o la aeronáutica, que siguen expuestas a tensiones bilaterales. Con todo, Bruselas defiende que el pacto es una “solución transitoria” y que la prioridad era frenar una confrontación comercial que habría afectado de lleno a las exportaciones y al empleo en sectores clave. El debate ahora se traslada a los parlamentos nacionales, donde se revisarán los términos del acuerdo en los próximos meses.
