Rusia lanza ataque sin precedentes con más de 500 drones tras la llamada Trump‑Putin
En la madrugada del 4 de julio, Rusia desplegó una ola masiva de drones —539 aparatos Shahed y sus réplicas— junto con 11 misiles balísticos y de crucero, en lo que constituye el mayor bombardeo aéreo registrado desde el inicio de la guerra en 2022. El ataque se concentró en Kiev, aunque también se reportaron impactos en otras regiones ucranianas. Las defensas antiaéreas lograron neutralizar la mayoría de los objetivos, pero entre 23 y 26 personas resultaron heridas, incluida una menor. Se registraron incendios en edificios residenciales y daño en infraestructuras civiles clave, además de un aumento notable de la contaminación ambiental en la capital.
Coincidencia con la llamada entre Trump y Putin
El ataque se produjo apenas horas después de una conversación telefónica entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo estadounidense, Donald Trump. Trump calificó el diálogo como “decepcionante”, apuntando que Putin no mostró voluntad de detener la guerra, mientras el Kremlin sostuvo que el llamado fue “franco y constructivo”, con Putin dispuesto a retomar negociaciones pero firme en sus objetivos militares.
Estrategia para debilitar defensa y moral ucraniana
Analistas aseguran que esta ofensiva busca saturar las defensas antiaéreas de Ucrania, especialmente ante la reducción de entregas de sistemas Patriot y misiles Sparrow y Stinger por parte de EE.UU. Se trata de una escalada deliberada para erosionar tanto la capacidad técnica defensiva como la moral de la población civil y militar.
Reacción internacional y dilema en la ayuda militar
El ataque se enmarca en un contexto de tensión geopolítica: EE.UU. paralizó temporalmente envíos de armamento a Ucrania, lo que genera preocupación entre Kiev y la UE sobre la continuidad del apoyo defensivo. Esto ha intensificado los llamados para que Europa refuerce su papel con sistemas como los Patriot y misiles más avanzados.