Una persona corriente

11 Oct 2024 por Javier Polo

Junto a la notoriedad que tienen actualmente tantos “personajes” de los que no somos capaces de saber cuáles fueron sus méritos para estar en ese pódium, existen personas corrientes, desconocidas para la mayor parte de nosotros, que no sólo contribuyen a hacernos la vida mejor, sino que han sido piedras angulares en sus áreas de influencia transformándolas radicalmente. Esta semana he participado en un homenaje a una de estas personas.

Estrella Rodríguez Pardo dejó de ser la directora de Estudios, Innovación Social e Infancia de la Cruz Roja Española este pasado verano y el pasado 8 de octubre, le hicimos un pequeño homenaje en Madrid.

Estrella no aparecerá en ningún “top ten” de personas influyentes de este país; la mayoría de los que lean estas líneas no habrán oído hablar de ella y, probablemente, mañana habrán olvidado su nombre. Quizás así deba ser. Las personas comprometidas, a diferencia de los tan traídos y llevados influencers y famosos de pacotilla, no están preocupadas en las apariencias, sino en su responsabilidad voluntariamente asumida y en la utilidad de sus acciones.

No entraré en detalles sobre su currículo personal que ha pivotado en torno a la Cruz Roja Española y que ha incluido etapas en el Consejo de la Juventud de España y fundaciones privadas. Sí destaco su responsabilidad, de casi diez años, como Directora General de Integración de los Inmigrantes y Ayuda Humanitaria del Gobierno de España.

Y digo que no entraré en detalles curriculares porque lo relevante de ella, y la bandera que ha izado en todas sus etapas, es que es una mujer consciente de que la ayuda a los más vulnerables no es un acto solidario sino una obligación ética. Una mujer que tiene una visión muy clara de las transformaciones que hay que afrontar en cada momento, de la necesidad de cambiar en nuestro vocabulario el “lo mío primero” por un “lo nuestro”, por un “lo humano” y por un “lo necesario”. Una mujer que defiende sus ideas con la rotundidad de las personas castellanas que tanto contrasta con mi pragmatismo andaluz pero que nos unió en tantas causas (algunas de ellas perdidas) durante las últimas décadas y que me fuerzan a escribir hoy estas líneas de admiración, respeto y, por qué no, orgullo.

Su trayectoria personal no ha impedido la muerte de miles de personas en las aguas del Mediterráneo, pero contribuyó durante mucho tiempo a que los que alcanzaban tierra tuvieran una vida. No ha podido evitar las desigualdades (los que pueden ni lo intentan), no ha llegado a conseguir la reducción de la brecha de las desigualdades que nos separan, no logró transformar el mundo… Pero su vida ha contribuido a colocar todos estos temas en la agenda y ha estado llena de acciones que sí han logrado transformar la vida de muchas personas en singular.

Esta mujer ha dejado sus responsabilidades, pero sigue con su compromiso intacto. Fue la referente de toda una generación de responsables y directivos de la Cruz Roja a la que ya le toca pasar el relevo pero que, como ella, mantienen su compromiso con la justicia social. Hoy, que las políticas sociales, los derechos de las personas más vulnerables y de los migrantes están en espuria revisión, qué falta nos hacen personas como Estrella.

 

 

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