El 70% de los docentes cree que los discursos de odio aumentan la crispación en las aulas, según una encuesta
El 70% de los docentes cree que los discursos de odio aumentan la crispación en las aulas y uno de cada cuatro cree que impactan negativamente en la salud mental de los estudiantes. Así se desprende de una encuesta realizada por la Campaña Mundial por la Educación (CME) en España –la coalición liderada por Ayuda en Acción, Educo, Entreculturas, Madre Coraje y Plan International– con motivo del Día Mundial de Docentes.
En la encuesta han participado más de 150 educadores de trece comunidades autónomas. Los resultados, según la CME, evidencian que el profesorado se enfrenta a la «compleja» realidad de los discursos de odio en las aulas, y mencionan estar «agotados y desamparados ante esta problemática».
Las organizaciones sociales han recordado que estos discursos son «siempre ofensivos, se dirigen a personas o colectivos en base a estereotipos o prejuicios (relacionados con la raza, la religión o el género) y tienen el potencial de encender y alimentar la violencia y generar ideologías extremistas».
Asimismo, la CME ha recordado que, según el último informe PISA, sólo un 7% del alumnado tiene capacidad para discernir entre hecho y opinión. «Son recibidos habitualmente a través de redes sociales o medios de comunicación. Los jóvenes normalizan estos discursos sin reflexionar sobre su veracidad.», opina uno de los profesores encuestados.
Un 65% del profesorado encuestado menciona a las redes sociales y medios de comunicación como cruciales en la propagación y amplificación de estos mensajes de odio. En opinión de la mayoría de los educadores, estos discursos impactan negativamente en el alumnado, como es la mala conducta o la crispación, y un 70% se muestran preocupados por la radicalización y polarización en las aulas.
Un 75% de las personas consultadas se muestran preocupadas por las consecuencias en la salud mental del alumnado, como son la falta de autoestima y el incremento en la agresividad y el comportamiento conflictivo entre el estudiantado.
Ante esta situación, el personal educador demanda talleres de educación en valores y para la promoción de una cultura de paz. Estas herramientas son esenciales para empoderar a los jóvenes y proporcionarles las habilidades necesarias «para resistir y combatir los discursos de odio».
También creen que la educación es la mejor defensa, «pero no solo tiene que recaer en sus hombros sino de toda la sociedad, como es la educación en el ámbito del hogar». Y, en este sentido, han reclamado «recursos para fomentar el pensamiento crítico» y «la elaboración de protocolos específicos, así como un mayor número de recursos humanos específicamente formados para tal problemática.»
Para apoyar las reivindicaciones del profesorado y contribuir al fin de los discursos de odio en las aulas, la CME ha elaborado una serie de peticiones dirigidas a las administraciones educativas españolas como formar sobre este tema a todo el personal involucrado en materia educativa; que la lucha contra estos discursos forme parte del objetivo pedagógico estando presente en asignaturas como educación en valores cívicos y éticos y pide capacitar al alumnado y contar con su participación activa.