Los precios siguen disparados sin relación con la excelente situación económica global

27 Ago 2024 por Francisco Villanueva

Las políticas proteccionistas atentan contra la seguridad alimentaria global ya existen 1.266 barreras en 154 países que afectan a la producción mundial. Crece la inflación de alimentos sin relación con la realidad económica global que refleja un momento dulce en países como EEUU, España, Irlanda, Francia, Brasil…
China tiene un grado de autosuficiencia agroalimentaria prácticamente total, lo que significa que es capaz de producir alimentos suficientes para una población de 1.440 millones de habitantes, y para eso cuenta con solo 9% de las tierras fértiles del mundo. Así, por ejemplo, la producción de arroz tuvo un nivel de autosuficiencia de 98.6% en 2023, en tanto que alcanzó a 96.8% la de trigo.
Sucede que, todos los años, China debe importar por necesidad entre 95 y 105 millones de toneladas de soja, y las tres cuartas partes de ellas provienen de solo dos países, que son Estados Unidos y Brasil, y en este se origina más de la mitad de este producto esencial para la alimentación animal de la República Popular.
Por eso es que la Organización para la alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas (FAO) sostiene que la producción agroalimentaria brasileña es cada vez más relevante para la seguridad alimentaria mundial.
El hecho de que China sea el eje del mercado mundial de agroalimentos se puede resumir en los siguientes términos: en 1978, con el liderazgo de Deng Xiaoping, abrió su economía al mundo y la volcó a la globalización y el resultado fue que creció durante 40 años a una tasa acumulada de 9.9% anual; como consecuencia, su población se sumergió masivamente en el consumo de proteínas cárnicas, con una ingesta anual de carne de cerdo de 56 kilos per cápita, lo que la transformó irreversiblemente en el eje y centro del mercado global de agroalimentos.
El cruce de la gigantesca demanda china de agroalimentos con la producción agroalimentaria brasileña constituye, en suma, el núcleo de la seguridad alimentaria mundial. Hay entre Brasil y China mucho más que una relación bilateral alimentaria, se trata de una de las grandes conexiones de la economía internacional.
La seguridad agroalimentaria en el mundo se encuentra hoy amenazada por una proliferación de políticas proteccionistas destinadas a defender, con una visión de muy corto plazo, sistemas productivos limitados o decadentes.
Un informe publicado este año por Holam Agri, la principal compañía de intercambio internacional (trading) de Singapur, sostiene que las crecientes barreras impuestas por los gobiernos nacionales para defender los stocks alimentarios de sus respectivos países han exacerbado la inflación alimentaria global, que ha sido desatada ante todo por la Guerra de Ucrania y el aumento general de precios que ha provocado, en especial de los alimentos.
Esto, a su vez, ha hecho que proliferen las barreras proteccionistas que ascienden ya a 1266 en 154 países, y que afectan directamente la capacidad productiva del sistema global.
De ahí el establecimiento generalizado de stocks agroalimentarios superabundantes carente de justificación en términos de oferta y demanda, lo que ha desatado una ola de precios cada vez más elevados sin relación alguna con la realidad económica.
Esto no solo se manifiesta en Europa, que es el reducto fundamental del proteccionismo agrícola más anacrónico, y aún así hubo protestas de agricultores siempre favorecidos por pagas y subvenciones de la UE; sino también en países de gran dinamismo económico, como China, India, y en general el Asia.
Los productos agrícolas han visto aumentado sus precios en más de 30% después de la invasión rusa a Ucrania ocurrida en febrero de 2022; y esto ha intensificado la inflación de agroalimentos en el mundo, al tiempo que ha colocado en situación de crisis aguda a la seguridad alimentaria de las regiones más vulnerables del sistema, como es el caso del Norte de África y del África Subsahariana.
Por eso la proliferación de políticas proteccionistas en todas partes al mismo tiempo. Esto hizo que Indonesia haya prohibido las exportaciones de aceite de palma en 2022 para proteger al mercado domestico; India restringió las ventas externas de arroz con el objetivo de controlar los precios locales y esto ocurrió, significativamente, en vísperas de una elección parlamentaria crucial en la que estaba en juego la suerte del gobierno del Narendra Modi. Hay que agregar que el régimen de lluvia del subcontinente indio (monzones) es extremadamente volátil lo que torna profundamente incierto el destino de los productos agroalimentarios.
Las políticas proteccionistas son exactamente lo contrario de lo que se requiere para impulsar la producción de agroalimentos en el sistema global. Para aumentar la productividad agrícola, es preciso desatar todos los nudos que frenan o frustran el comercio internacional de agroalimentos. Este es el único incentivo verdaderamente eficaz para enfrentar y resolver las crisis de seguridad alimentaria.
Esto es lo que está en juego en el mundo de hoy. Hay que producir más y mejor a precios cada vez menores. Esta es la única regla verdadera del comercio internacional.
Comparte: