La Unión Europea depende de los fertilizantes de Rusia
La dependencia europea de la urea rusa es cada vez mayor, se trata de un fertilizante que producen desde el gas. Nunca ha sido más próspero el negocio de las exportaciones de fertilizantes rusos y esto explica en parte el paradójico éxito de la economía rusa a pesar de las sanciones comerciales y financieras.
Más de 70% de la producción de gas ruso que se volcaba a Europa hasta la invasión del 24 de febrero de 2022, en especial Alemania, se ha redireccionado a Asia, India, y China en primer lugar. Esta ha sido la principal consecuencia de las sanciones impuestas a Rusia por la Unión Europea y EE.UU después de febrero de 2022, sumada al cambio de la visión estratégica de Moscú que ha advertido, que el destino de Rusia no está más en Europa, como ocurría desde el siglo XVI, sino junto al eje del mundo en el siglo XXI que es la República Popular China comunista, completamente opuesta ideológicamente a la Rusia de Putin gobernada por el partido de extrema derecha “Rusia Unida”.
Las exportaciones rusas de urea, que es un fertilizante surgido como subproducto del gas natural, se han duplicado en los últimos 2 años, lo que significa que el poder de fertilizar, que es la principal garantía de la seguridad alimentaria de Europa está cada vez más en manos de la Federación Rusa liderada por Vladimir Putin.
La situación estratégica europea respecto a este insumo esencial de la agricultura se puede resumir en estos términos: la urea proveniente de Rusia cubre hoy más de un tercio de la demanda Continental, y seria 50% o más en 2030, lo que implica una completa dependencia de su seguridad alimentaria en manos de Moscú.
Lo notable es que el precio de la urea también se ha duplicado en este periodo debido al alza del costo del gas en el mercado regional y mundial, que es una consecuencia directa de las sanciones y de la guerra de Ucrania; y esto abarca a la totalidad de los nitrógenos fertilizantes, lo que significa tanto la urea como el amoniaco.
El auge del precio de los fertilizantes hidrogenados acarreó una elevación inmediata del coste de los alimentos en Europa, así como una virtual desaparición de su uso en el Norte de África, y en el Continente Subsahariano; y todo esto coloca en zona de riesgo de hambruna generalizada a la población más vulnerable del planeta.
La FAO de Naciones Unidas, estima que el uso de fertilizantes en la agricultura mundial es el siguiente: si en 1970 con una población global de 2.000 millones de personas se necesitaban 25 millones de toneladas de fertilizantes, en 2020 se habrían convertido en 120 millones de toneladas con una población de 8.000 millones de personas.
A esto hay que agregar otros 2 fertilizantes de uso generalizado, que son el fosfato y el potasio; pero estos tienen la particularidad que son de origen mineral, y por lo tanto no dependen del insumo gasífero.
Resumiendo, nunca ha sido más próspero el negocio de las exportaciones de fertilizantes rusos que en el momento actual. Por eso, en los 10 primeros meses de 2022 el valor de las ventas rusas de fertilizantes aumentó más de 70%, y llegó a 16.700 millones de dólares, comparado con igual periodo del año anterior.
El dato estratégico central que surge de esta situación es que Rusia, el país más extenso del planeta con 17.4 millones de kilómetros cuadrados, es de lejos el primer productor mundial de materias primas, lo que significa que su papel en el sistema global es absolutamente imprescindible.
Es preciso tener en cuenta que 40% del territorio ruso está en Europa, mientras que el restante 60% se despliega en Asia; y de ahí que por un lado Rusia es vecino de Polonia y de los países bálticos, y por otro de Asia Central y la República Popular China; y lo que separa a Asia de Europa en el inmenso territorio ruso es la Cordillera de los Urales, que es uno de los mayores depositarios de commodities minerales del sistema global.
El aumento del precio de los fertilizantes nitrogenados, sumado a lo que ha ocurrido con el auge del coste de los de origen mineral (fosfato y potasio en primer lugar) constituyen una de las principales causas que explican el paradójico éxito de la economía rusa a pesar de las más de 600 sanciones comerciales y financieras impuestas por EE.UU y la Unión Europea.
Esto es lo que ha llevado al Fondo Monetario Internacional a pronosticar un crecimiento de más de 3% del producto ruso en 2024, acompañado por una fenomenal recuperación de las Reservas del Banco Central de Moscú, que volvieron a obtener el mismo nivel que tenían en marzo/abril de 2022, cuando EE.UU se apoderó de más de la mitad de ellas (330.000 millones), en lo que fue entonces la más extraordinaria operación de compra cibernética de toda la historia.
Lo que sucede con las exportaciones de fertilizantes rusos es altamente revelador de las condiciones reales en que opera la economía global en la segunda década del siglo XXI.