Acaba el mandato de Almeida sin la calle dedicada a Almudena Grandes ni la placa homenaje
La calle dedicada a la escritora Almudena Grandes (1960-2021) y la placa en la puerta de su casa de la calle Larra aprobadas en el Pleno municipal de noviembre de 2021 no se han materializado a tiempo antes de que haya concluido el mandato 2019-2023 en el Ayuntamiento de Madrid.
Estos homenajes fueron aprobados con el ‘sí’ de todos los grupos, a excepción de Vox, tras la muerte de la escritora con 61 años a causa de un cáncer el pasado 27 noviembre de 2021.
Fuentes municipales han trasladado a Europa Press que la placa que lucirá en la fachada de su domicilio está «dentro de trámite» a la espera de la respuesta del viudo, el poeta y director del Instituto Cervantes Luis García Montero.
Del mismo modo, han explicado que la calle dedicada a la autora de ‘El corazón helado’ estará ubicada presumiblemente en un nuevo desarrollo de la capital, y que del mismo modo ya está en trámite.
Será de este modo con el Gobierno municipal de mayoría absoluta de José Luis Martínez-Almeida con quien se lleven a cabo estos acuerdos. La polémica llegó con el nombramiento de Grandes como ‘Hija Predilecta’ de la capital a título póstumo. El alcalde aseveró que no merecía tal reconocimiento y se le concedió tras un acuerdo de Gobierno municipal con Recupera Madrid para aprobar los Presupuestos.
El Teatro Español fue el escenario elegido para entregar a la familia esta distinción de manos del presidente del Pleno, el ‘popular’ Borja Fanjul. Montero, acompañado de sus tres hijos, Mauro, Irene y Elisa, recogieron el título acompañados de familiares y amigos como Joaquín Sabina, la actriz Blanca Portillo o la periodista Mónica Carrillo.
MADRE DE LULÚ, MALENA E INÉS
Madrileña del 60, Almudena Grandes se dio a conocer en el año 1989 con ‘Las edades de Lulú’, obra que ganó el Premio de novela erótica La Sonrisa Vertical, en la editorial Tusquets, y que consiguió el aplauso unánime de crítica y público.
A ella le siguió ‘Te llamaré viernes’ y fue ‘Malena es un nombre de tango’, su tercera novela, la que la consagró como una de las grandes escritoras de la literatura en español.
‘Atlas de geografía humana’, ‘Los aires difíciles’, ‘Castillos de Cartón’, ‘El corazón helado’ y ‘Los besos en el pan’, junto con los volúmenes de cuentos ‘Modelos de mujer’ y ‘Estaciones de paso’, la convirtieron en uno de los nombres más consolidados y de mayor proyección internacional de la literatura española contemporánea.
‘El corazón helado’ fue un punto de inflexión en su carrera. A partir de ahí se introdujo de lleno en los ‘Episodios de una Guerra Interminable’, un proyecto literario, que siguiendo el modelo de Benito Pérez Galdós en sus ‘Episodios Nacionales’, quería narrar la historia de aquellos que perdieron la Guerra Civil intercalando hechos históricos con acontecimientos ficcionados.
En 2010 publicó el primer volumen de la serie, ‘Inés y la alegría’, que ganó el Premio de la Crítica de Madrid, el Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz.
Le siguieron ‘El lector de Julio Verne’ (2012), ‘Las tres bodas de Manolita’ (2014), ‘Los pacientes del doctor García’ (2017; Premio Nacional de Narrativa) y ‘La madre de Frankenstein’ (2020). El sexto tomo que cierra la serie y no verá la luz es ‘Mariano en el Bidasoa’.
Republicana, feminista y comprometida con los valores democráticos y la memoria del país, Almudena Grandes obtuvo numerosos premios, como el de la Fundación Lara, el de los Libreros de Madrid y el de los de Sevilla, el Sor Juana Inés de la Cruz, el Rapallo Carige y el Prix Mediterranée.
MADRID, MADRID, MADRID
La escritora, Premio Nacional de Narrativa 2018, siempre presumió de las bondades de la capital y puso en valor las virtudes de la Villa y Corte, una protagonista más en todas sus novelas.
La plaza de la Guardia de Corps, la calle Moreto, la casa de las Flores o el cementerio de la Almudena son algunos de los emplazamientos madrileños que situó en los mapas de sus historias.
«Si marcara en un plano de la ciudad todas las casas en las que he vivido, el resultado sería un círculo casi perfecto. Ahora vivo en la calle de Larra, en el mismo barrio donde se instaló mi bisabuelo al llegar a Madrid», explicaba sobre sus raíces.
«Cuando era pequeña, lo que más me gustaba del mundo era venir con mi madre de compras al Centro. Vivía al lado de la glorieta de Bilbao, mis abuelos paternos en la calle de Fuencarral, los paternos en Lope de Vega, enfrente de las Trinitarias… toda mi vida transcurría en el distrito Centro, pero para mí el centro era un cogollo con la Puerta del Sol, calle Mayor, la calle Arenal, Gran Vía y Plaza Mayor», relató.