Casi tres mil litros de agua dulce para elaborar una camiseta de algodón

2 Jun 2023 por Redacción Irispress

El impacto de la moda rápida provoca un impacto directo respecto al sobreconsumo de recursos naturales. Así lo ha ratificado la Unión Europea que reclama la puesta en marcha de medidas para paliar estos efectos.

Según explica el Parlamento Europeo en su página web oficial, la producción textil utiliza mucha agua, además de tierras para cultivar algodón y otras fibras.

Se calcula que la industria textil y de la confección mundial utilizó 79.000 millones de metros cúbicos de agua en 2015, mientras que las necesidades de toda la economía de la UE ascendieron a 266.000 millones de metros cúbicos en 2017.

Para elaborar una sola camiseta de algodón, las estimaciones indican que se necesitan 2.700 litros de agua dulce: la cantidad de agua que una persona bebe en dos años y medio.

El sector textil fue la tercera fuente de degradación del agua y del uso del suelo en 2020. Ese año también, se necesitó una media de nueve metros cúbicos de agua, el uso de 400 metros cuadrados de tierra y 391 kilogramos (kg) de materias primas para proporcionar ropa y calzado a cada ciudadano de la UE.

Contaminación del agua

Según las estimaciones, la producción textil, a través de los tintes y los productos de acabado, es responsable de aproximadamente el 20 % de la contaminación mundial de agua potable. La mayoría de los microplásticos de los textiles se liberan durante los primeros lavados. Precisamente, la moda rápida se basa en una producción en masa, con precios bajos y grandes volúmenes de ventas, lo que fomenta que se produzcan muchos de estos primeros lavados. El lavado de ropa sintética representa el 35 % de los microplásticos primarios liberados en el medio ambiente.

Una sola carga de ropa de poliéster puede verter 700 000 fibras microplásticas que pueden llegar a la cadena alimentaria. El lavado de materiales sintéticos, ha generado que en la actualidad más de 14 millones de toneladas de microplásticos hayan acabado en el fondo de los océanos. Además de este problema global, la contaminación generada por la producción de prendas de vestir tiene un impacto devastador en la salud de la población local, los animales y los ecosistemas donde se ubican las fábricas.

 Emisiones de gases de efecto invernadero

Se calcula que la industria de la moda es responsable del 10 % de las emisiones mundiales de carbono, más que los vuelos internacionales y el transporte marítimo combinados. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, las compras de textiles en la UE en 2020 generaron alrededor de 270 Kg de emisiones de CO2 por persona.

Esto significa que los productos textiles consumidos en la UE generaron unas emisiones de gases de efecto invernadero de 121 millones de toneladas. Residuos textiles en vertederos También ha cambiado la forma en que las personas se deshacen de la ropa no deseada, ya que suelen tirar las prendas en lugar de donarlas. Sin embargo, menos de la mitad de la ropa usada se recoge para ser reutilizarla o reciclarla, y sólo el 1% se recicla en ropa nueva, ya que las tecnologías que permitirían reciclar la ropa en fibras vírgenes están empezando a aparecer ahora.

Solamente entre 2000 y 2015, la producción de ropa se duplicó. Mientras que el uso medio que se hace de una prenda de vestir ha disminuido en la actualidad. Los europeos consumen casi 26 kg y se desprenden de unos 11 kg de textiles cada año.

La ropa usada puede exportarse fuera de la UE, pero la mayoría (87 %) es incinerada o depositada en vertederos. El auge de la moda rápida ha sido crucial en el aumento del consumo, impulsado también en parte por las redes sociales y la industria, que impulsa que las tendencias de la moda lleguen a más consumidores y a un ritmo más rápido que en el pasado.

Las nuevas estrategias para hacer frente a este problema van desde desarrollar nuevos modelos de negocio para alquiler la ropa, diseñar los productos de forma que sea más fácil reutilizarlos y reciclarlos (moda circular), convencer a los consumidores de que compren menos ropa de mejor calidad (moda lenta) y, en general, orientar el comportamiento de los consumidores hacia opciones más sostenibles.

La lucha contra los residuos textiles en la UE: soluciones Trabajo en curso: la estrategia de la UE para los textiles sostenibles y circulares Como parte del plan de acción de la economía circular, la Comisión Europea presentó en marzo de 2022 una nueva estrategia para hacer que los textiles sean más duraderos, reparables, reutilizables y reciclables, hacer frente a la moda rápida y estimular la innovación en el sector.

La nueva estrategia incluye nuevos requisitos de diseño ecológico para los productos textiles, información más clara para el consumidor, un Pasaporte Digital de Producto y pide a las empresas que asuman su responsabilidad y actúen para minimizar sus huellas de carbono y medioambientales.

La UE debe obligar legalmente a los fabricantes y a las grandes empresas de la moda a operar de forma más sostenible. Las personas y el planeta son más importantes que los beneficios de la industria textil. Delara Burkhardt (eurodiputada principal del informe sobre textil sostenible – S&D, Alemania)

El 1 de junio, los eurodiputados propusieron endurecer las medidas comunitarias para frenar la producción y el consumo excesivos de productos textiles. El informe realizado por el Parlamento demanda que los textiles se confeccionen respetando los derechos humanos, sociales y laborales, así como el medio ambiente y el bienestar de los animales.

Medidas comunitarias vigentes sobre residuos textiles

En virtud de la directiva sobre los residuos aprobada por el Parlamento Europeo en 2018, los Estados miembros tienen que establecer una recogida separada de los textiles antes de 2025. La nueva estrategia de la Comisión también incluye medidas para abordar la presencia de sustancias químicas peligrosas, llamar a los fabricantes a responsabilizarse de sus productos a lo largo de la cadena de valor, incluso cuando se convierten en residuos y ayudar a los consumidores a elegir productos textiles sostenibles.

La UE cuenta con una etiqueta ecológica que los productores que respeten los criterios ecológicos pueden colocar en sus artículos, y que garantiza un uso limitado de sustancias nocivas y una reducción de la contaminación del agua y del aire.

La UE también ha introducido algunas medidas para mitigar el impacto de los residuos textiles en el medio ambiente. Horizonte 2020 financia RESYNTEX, un proyecto que utiliza reciclado químico, que podría proporcionar un modelo empresarial de economía circular para la industria textil.

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