Hay que hablar de empleo, de sanidad y de vivienda
Y de educación de calidad, y de cultura para todos, y del cuidado del medio ambiente, y de movilidad sostenible, y de urbanismo para las personas, y de igualdad real para la mujer, y de deporte saludable, y de oportunidades para los jóvenes, y de atención a la infancia, y de cuidados a los mayores, y de salud mental, y de combate a la soledad no deseada, y de lucha contra la pobreza y la exclusión social, y de integración de los inmigrantes, y de accesibilidad para las personas con discapacidad…
Porque todas estas cuestiones están en juego en la campaña electoral vigente y serán competencia de los gobiernos que se votan el 28 de mayo.
Sobre lo que no versa esta campaña ni la elección del 28 de mayo es sobre ETA o sobre Bildu, más allá de Euskadi y Navarra. Porque ETA ya fue vencida por la sociedad española hace más de una década, y porque Bildu no presenta candidaturas autonómicas y municipales en el resto de España.
La estrategia de la derecha política y mediática es evidente y explicable. Llenan la campaña de ETA, porque en cualquier debate serio sobre cuestiones reales se saben claros perdedores. Cualquiera que viera a Díaz Ayuso en el único debate televisivo que ha tolerado entiende por qué no le conviene una campaña centrada en planes de futuro y capacidad de gestión.
Lo que resulta menos fácil de entender es por qué buena parte del resto de los medios de comunicación le siguen el juego a la derecha, abriendo informativos con el monotema tramposo de ETA.
Los periodistas que cubren esta campaña para medios internacionales no salen de su asombro. “¿Pero ETA ha vuelvo a las armas?”, nos preguntan. Y cuando les confirmamos que ETA no existe desde hace más de diez años, señalan con estupor las portadas de periódicos y noticiarios televisivos.
En ningún país con una democracia madura sucede lo que sucede aquí. La derecha y la ultraderecha adulterando la campaña con noticias falsas, con falsas acusaciones y con la utilización inmoral del sufrimiento de las víctimas del terrorismo.
Confiemos en que ningún elector deposite el voto en la urna a favor de candidatura alguna que no se haya pronunciado sobre los siguientes tres temas, al menos.
Sobre empleo. Porque el empleo sigue siendo la primera preocupación de los españoles. Y porque las comunidades autónomas son las competentes para desarrollar las políticas activas de empleo, que tienen como objetivo mejorar la empleabilidad de la población activa y contribuir a que esa población acceda a puestos de trabajo estables y bien retribuidos. Y porque comunidades y ayuntamientos ejercen competencias claves para el fomento de los buenos empleos, en materia de industria, comercio y turismo, por ejemplo.
Sobre sanidad. Porque el funcionamiento de los servicios de la sanidad pública es una de las principales preocupaciones de todos los españoles. Y porque la pandemia nos ha enseñado que una sanidad pública bien dotada resulta crucial para salvar vidas y mantenernos sanos. Y porque en algunos territorios, como Madrid, las estrategias privatizadoras de los gobiernos, están deteriorando el servicio público, en favor del aseguramiento privado, al que solo pueden acceder las familias más pudientes.
Sobre vivienda. Porque el acceso a una vivienda digna en condiciones económicas viables es una grave preocupación para la mayoría de los jóvenes españoles, y para muchas familias vulnerables. Y porque la falta de vivienda protegida en la mayor parte de España condena a jóvenes y familias vulnerables a renunciar a la emancipación, o a pagar alquileres e hipotecas desmesurados. Y porque hay dirigentes políticos, como ocurre en Madrid, que pondrán trabas a la aplicación de la Ley del Derecho a la Vivienda impulsada por el Gobierno de Pedro Sánchez.
¿Será posible que se permita a los candidatos de la derecha no hablar sobre empleo, sanidad y vivienda durante los 15 días de campaña?
Es posible. Y los electores tienen en su mano y en su voto darles la respuesta que merecen el 28 de mayo.