Un año de guerra en Yemen: un conflicto religioso y económico

En el subsuelo hay yacimientos de petróleo, pero su importancia geoestratégica radica en su situación como punto de distribución del crudo en Oriente y el Golfo Pérsico y como escenario de batalla entre sunitas y chiítas, las dos ramas más importantes del Islam. Según datos de la US Energy Information Administration, 3,8 millones de barriles diarios, la mayoría saudita, pasan por el estrecho de Bab el-Mandeb, controlado en buena parte por Yemen.

 

Los actores en la guerra de Yemen

 

Sumida en una ‘guerra civil casi permanente’ desde la década de los 60, los últimos años de enfrentamientos están marcados por una progresión de la escalada de violencia donde operan los siguientes grupos:

Los hutíes: Es el grupo rebelde chiíta, procedente del norte del país. En septiembre de 2014 tomaron el control de la capital, Saná y han expandido su influencia otras zonas, tanto que pueden llegar a controlar la totalidad del país. Cuentan con el respaldo de Irán y de Rusia, quienes abiertamente se han posicionado en contra de la ofensiva militar liderada por Arabia Saudita.

El gobierno del presidente Hadi: Respaldado por Arabia Saudita, ha sido desalojado de la capital del país por los rebeldes. Han instalado la sede del gobierno en Adén. Cuenta con el respaldo de la policía y del Ejército y de una milicia como los Comités de Resistencia Popular, que está tratando de luchar contra los rebeldes desde su bastión en el sur.

Al Qaeda en la Península Arábiga: Yemen siempre ha contado con una importante presencia en su interior de células de Al Qaeda, tanto que fue considerado por EE UU  como uno de los territorios-base utilizados por los terroristas como campos de entrenamiento. Los radicales, se oponen tanto a los hutíes como al gobierno del  presidente Hadi.

Estado Islámico: La expansión del Estado Islámico en la zona crece y ya cuentan con una filial yemení. Se ha responsabilizado de los últimos atentados con bomba en las mezquitas en Saná donde murieron mas de 130 civiles. Son enemigos declarados de los hutíes. Ambos grupos se califican como herejes.

 

Conflicto petrolero

 

Yemen se ha convertido en el tablero de batalla donde Irán y Arabia Saudita mueven sus fichas: dos países abiertamente enfrentados en la OPEP por el control de la producción de crudo. Así, mientras Irán es abiertamente partidario de una reducción del número de barriles para contener la caída de los precios, Arabia Saudí sigue manteniendo sus estándares de producción, lo que está perjudicando seriamente a la economía iraní.

Si los rebeldes hutíes -proiraníes- se hicieran con el poder absoluto en Yemen, tendrían un control directo sobre el Estrecho, lo que a su vez podría provocarse un impacto directo en la economía mundial en general, y de los países del Golfo, en particular. De ahí, la rápida reacción en forma de coalición militar liberada por Arabia Saudí y apoyada por Estados Unidos.

John Vautrain,  Vautrain & Company,  experto en el sector energético apunta que “Yemen está siendo el terreno donde Irán y Arabia Saudí están luchando por sus intereses dentro de la OPEP”.

 

Conflicto religioso

 

La rivalidad económica entre Irán y Arabia Saudita no es la única entre ambos países, también está teñida de argumentos religiosos que se manifiestan de manera palmaria en Yemen. En el mundo islámico, ambos país representan también la rivalidad entre las dos ramas más importantes, pudiendo ser considerado a Arabia Saudita como la capital de los sunitas, mientras que Teherán representan la hegemonía de los chiítas.

Arabia Saudí (de mayoría suníta) lidera las operaciones militares en Yemen en apoyo del anterior régimen y para intentar derrotar a las milicias hutíes (que son chiítas) y que están siendo apoyadas por Irán. De modo que Yemen es el escenario de una guerra latente en el mundo musulmán de fondo.

No es la primera vez que se producen divergencias entre estas dos ramas del Islam en los últimos años. Por ejemplo, en la guerra civil de Siria, Arabia Saudí apoya a los rebeldes, que también son sunitas, mientras que Irán e Iraq (gobiernos chiítas) han apoyado al Gobierno de Bashar Assad (chiíta).

“El peligro inminente es que Yemen se convierta sencillamente en una lucha de poder entre los Estados del Consejo de Cooperación del Golfo e Irán”, sostiene Jon Altman, director para Oriente Medio del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington.

Algo que parece inevitable, a tenor de la injerencia extranjera en su historia moderna, sacudida primero por una guerra civil entre monárquicos y republicanos en la década de los 60 y una división del país en dos -el norte pro occidental y el sur comunista- tras el fin del protectorado británico.

Tras una década de negociaciones, en 1990 se produjo la reunificación, que no dio la estabilidad al país, que estalló en una nueva guerra civil en 1994 y que desde 2015 vive una cruenta guerra que está masacrando a la población civil.