Al día, la actualidad en 140 segundos

Todos los ojos están puestos sobre Mariano Rajoy. El presidente aclara pero no aclara cuál va a ser la colaboración de España con Francia en su lucha contra el Estado Islámico, y el envío de 650 soldados alemanes a Mali no ha hecho más que aumentar la luz del foco que le ilumina. Tras los atentados del 13-N, Rajoy ofreció su ayuda incondicional a Hollande, pero el presidente no quiere que se le cuele una guerra en plena pre campaña y asegura que aún nadie le ha hecho una petición explícita, eso sí, está buscando la manera de hacer notar su apoyo a Francia con algunos gestos.

En primer lugar fue la oferta de aumentar la presencia de tropas españolas en Mali, una información que publicó el diario El País, y que el propio Margallo había dado en un programa de la cadena 13TV. Según El País, esta oferta no se había comentado con el resto de líderes políticos en la ronda de contactos que Rajoy inició tras los atentados y por ello fue más o menos desmentida.

En cualquier caso, Rajoy parece estar eludiendo dar una respuesta contundente sobre cuál va a ser el apoyo que preste en Francia y ahora el Gobierno se plantea tomar el mando de la misión de la ONU en el Líbano. Francia tiene 800 soldados en esta misión y parece posible que la presencia de las tropas francesas se relaje allí para intensificarse en Siria.  Es un planteamiento que de momento no es oficial y que de llegar a formalizarse tendría que ser ratificado por el Gobierno que se forme después del 20 de diciembre.

El presidente reitera que no ha llegado la petición francesa, sin embargo Valls se mantiene en que cualquier ayuda que pueda llegar es bien recibida, no es una petición expresa pero es una indirecta bastante seria como para hacerse el sueco, pero la sombra de la guerra de Irak es alargada y la participación de España en el conflicto y la gestión del Gobierno en los atentados del 11-M ya le costaron a Rajoy las elecciones de 2004.  Pedro Morenés, el ministro de Defensa, también está esperando que llegue ese requerimiento formal de Francia, “quién quiera algo tendrá que pedirlo”, ha dicho. El Gobierno no está dispuesto a embarcarse en tamaña misión hasta que no sea estríctamente necesario  y va a alargar todo lo posible una respuesta contundente.