Desde hace unos años, el comercio electrónico no ha parado de crecer de forma exponencial en todos los países. Los hábitos de compra de los consumidores se tornan cada vez más hacia Internet: mientras que en el último año las ventas físicas han bajado un 1,4 %, las ventas en línea han aumentado un 18%.
Esta situación hace que estar en la red sea cada vez más prioritario para todos los comerciantes, ya sean de pequeño establecimiento o de mediana empresa. Una tienda física tiene un público limitado, normalmente, al tamaño de la ciudad y a los horarios de apertura. Sin embargo, estar en la red permite la ampliación de mercado, ya que en Internet no existen los horarios, ni las fronteras. Un consumidor puede hacer un pedido en línea en cualquier lugar del mundo y a cualquier hora, algo que se debe tener en cuenta a la hora de realizar estrategias de ventas. Antes de emprender, es aconsejable tener claras las siguientes estrategias: cuál va a ser el público objetivo, cómo van a poder pagar o contactar, si se van a realizar envíos internacionales o solo nacionales, etcétera.
Ahora y en los próximos años, un comercio digital siempre será una buena oportunidad de negocio. Sin embargo, no debe emprenderse a la ligera y sin tener en cuenta dos puntos: la estabilidad de la página web y el servicio de atención al cliente.
El servicio de atención al cliente es el servicio más valorado por aquellos que compran en línea. Aunque la mayor parte de consumidores finalizará la transacción sin contactar directamente con el vendedor, no son pocas las que se producen previa atención telefónica o por e-mail. Un servicio muy valorado es el chat, que haya una persona al otro lado que contesté inmediatamente sin tener que llamar por teléfono.
El segundo aspecto importante a la hora de crear una página web para un comercio electrónico la calidad del servidor es un tema de suma importancia. No solo es necesario que la página esté adaptada al usuario y sea atractiva e intuitiva, sino también que esté alojada en un servidor seguro y estable. Si una persona entra en una web buscando un producto o servicio, y se encuentra con que el buscador está caído, la página tiene un tiempo de carga excesivamente lento, o la plataforma de pago no es segura, lo más probable es que no finalice la transacción o acabe comprando en una página de la competencia.
Es importante que antes de contratar un servicio de alojamiento web, la empresa se asegure de que el servidor es fiable y estable, para no perder ningún cliente por fallos técnicos. Hoy en día todo esto es posible gracias a los servicios de empresas que ayudan a los emprendedores, tanto con el diseño y el alojamiento como con otros factores relacionados con proyectos web. Por esta razón, los empresarios tienen un aspecto menos de que preocuparse, ya que no necesitan conocimientos complejos de programación para expandir su negocio en la red.