Feliz cumpleaños, Majestad

Su movimiento de caderas era algo más que un movimiento de caderas, si les escandaliza ver a Beyoncé o Shakira contonearse no vean nunca una actuación del Rey de Rock. Elvis Presley era sexo cuando bailaba y sexo cuando cantaba, que no les engañe ese toque falsamente naif de sus letras, el Rey sabía lo que hacía cuando se despeinaba el tupé, y tal día como hoy habría celebrado su 80 cumpleaños.

Aquel joven de Missisipi, nacido en Tupelo y criado en Memphis en 1935 no podía sospechar que se convertiría en un icono musical, sexual y de casi todo cuando asistía con su familia a la Asamblea de Dios, un movimiento religioso protestante en el que se sentía como pez en el agua principalmente porque había música y es de allí de donde sacó la inspiración para lanzarse a este  mundo con una vehemencia contagiosa que vendría a revolucionar el panorama musical de mediados de los 50.

En 1956 lanzó su primer sencillo Heartbreak Hotel, y su vida, y la de generaciones venideras, cambió para siempre. Se convirtió en el principal exponente del Rock and Roll.

De ahí en adelante la carrera musical de Elvis se disparó y durante años sus canciones de ritmo endiablado y sus movimientos de suma provocación ocupaban los primeros puestos de las listas de éxitos y agotaban las entradas en los recintos en los que legiones de jóvenes se dejaban poseer por el espíritu libre del Rey del Rock, ellos querían ser él y ellas le querían a él. Pero no como se quiere a un esposo, sino como se quiere a un amante.

LOS BEATLES Y LA DECADENCIA

Pero no todo fueron vino y rosas en la fulgurante carrera de la estrella entre las estrellas. Los años pasaron y la decadencia amenazó con terminar con un idilio que parecía que no tendría fin, el de Elvis con la música. Malas películas, alcohol, tranquilizantes…porque si alguien se ha erigido como exponente y ejemplo de la cara amarga de la fama y el ego, ese es Elvis Aaron Presley. A finales de los 60, Presley atravesaba un momento complicado, su brillo se apagaba, sus películas ya no interesaban y un nuevo fenómeno musical le había casi borrado del mapa, Los Beatles le habían comido la tostada y él representaba a los rebeldes de otra época y  encima se había vendido al star system de Hollywood. Corría 1968 y a su manager se le ocurrió que un especial de televisión era la manera de relanzar su carrera, su imagen, y acertó. En 1968 el conocido como Comeback Special resucitó al Rey y le devolvió parte de su trono.

Y volvió con toda la maquinaria a punto, regresó a la carretera, a las presentaciones y conocimos al Elvis de Las Vegas . 1973 se convirtió en un año clave en su vida personal y profesional. Se divorció de Priscilla, de quien ya estaba separado desde febrero del 72, y  fue él, y no otro, quien protagonizó el primer concierto retransmitido mundialmente por televisión, Aloha from Hawaii, un hito en su carrera.

SE BAJÓ EL TELÓN

Durante años Elvis fue un abanderado de la lucha anti droga, entendiendo por droga todo lo que era ilegal. Sin embargo, él era adicto al demerol, un potente tranquilizante recetado por su médico, para él, todo lo que venía prescrito por un médico no podía ser droga, y en 1977, extremadamente gordo, convertido en una “caricatura de sí mismo”  tal como escribía el periodista Tony Scherman a principios de ese mismo año, Elvis se marchaba para no volver dejando al rockabilly  huérfano y dando lugar a toda una serie de teorías sobre la autenticidad de su fallecimiento. Para el mundo de la música, El Rey, simplemente no podía morir.

Hoy habría cumplido 80 años, pero quizá, de haber seguido vivo su leyenda, su mito y su fulgor no serían tales. En cualquier caso, felicidades, Majestad.