El traslado de la cooperante reaviva el fantasma del ébola

El fantasma del pasado ante un posible contagio de ébola vuelve. El equipo que ha trasladado a la cooperante de Malí hasta la base de Torrejón iba pertechado con el equipo de máxima seguridad, a pesar de que desde el Comité Especial se ha insistido en que la médico de MSF no está contagiada. La médico se pinchó con una aguja que había sido utilizada con infectados en la madrugada del jueves. La infección por el virus se desarrolla en un periodo de 21 días desde que entra en el organismo.

Esta vez no se han facilitado imágenes del descenso del avión de la cooperante ni tampoco se ha ofrecido ningún dato más sobre la doctora que sufrió el accidente.

El nuevo traslado a Madrid ante un posible caso de ébola ha despertado, también, el fantasma provocado por el contagio de Teresa Romero en el sector sanitario. Un fantasma que apunta a una misma dirección: la Administración y las medidas de seguridad que ha de adoptar para que los profesionales sanitarios desarrollen su trabajo en condiciones de seguridad. Es decir ¿se cumple escrupulosamente la Ley de Prevención y Riesgos Laborales?

Los trabajadores directamente afectados, los del todavía hospital de referencia Carlos III, denunciaron en los juzgados faltas ‘pasadas’ en lo tocante a la formación recibida y defectos de calado respecto a los medios con los que cuentan. En concreto, la denuncia admitida a trámite ponía el acento en que las esclusas donde los sanitarios se ponen y quitan el vestuario para tratar con los enfermos no son las adecuadas en cuanto a tamaño ni ofrecen las mínimas garantías de seguridad. Nunca se supo que pasó con las obras que decían que se iban a hacer al respecto.

Sobre otro fantasma, el de los cursillos de formación, más allá de los impartidos de manera rápida por personal de NBQ militar a los trabajadores del centro, los profesionales sanitarios siguen denunciando que dichos cursos “son insuficientes, no son prácticos, no alcanzan a todos los profesionales y no se les puede considerar como entrenamientos” reales para capacitar a los sanitarios para abordar con garantías el tratamiento de afectados por el ébola.

Eso en lo tocante a los profesionales directamente afectados, porque los cursillos para el resto de sanitarios -tanto en atención primaria como en el resto de centros hospitalarios- no se pueden considerar como tales (en la mayoría de los casos son conferencias -resúmenes- de personas que han asistido a cursillos que a su vez las comentan a los otros sanitarios).

El fantasma de los medios materiales

Todavía queda un tercer fantasma: el de la “falta de medios adecuados” para atender a los pacientes o a posibles infectados. En este sentido, el gobierno aprobó un crédito extraordinario para la “implantación de las medidas higiénico-sanitarias que se precisan” y a tal efecto se acordó destinar el pasado 7 de Noviembre, 5 millones de euros en los presupuestos del ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

Su destino, “el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (INGESA) para la adquisición de equipos de protección individual, y, por otra parte,  para reforzar el Centro Coordinador de Alertas y Emergencias Sanitarias, punto de entrada de todas las alertas sanitarias en España, tanto las que se originan en las comunidades autónomas como a nivel internacional”. Un material que es realidad sobre el papel pero que no ha llegado todavía a los centros.